Recorrimos HUINGANCO, en el noroeste neuquino, nos cuenta su experiencia al Jardín de la provincia, como ella lo llama, un lugar especial para conectarse con uno mismo, respirar su aire puro y contemplar los bellos colores que pinta cual cuadro, la naturaleza. En esta visita, Nati eligió nuestro #necessaire Copahue para pasarlo con amigos y compartir unos mates en plena «Cordillera del Viento». Un poco de historia…
HUINGANCO es nombre de origen indígena, posiblemente una de las pocas palabras conocidas de la antigua etnia pehuenche, del mapudungun: “huingan”, nombre de un arbusto nativo y ”co”, agua, vertiente, arroyo. Formando la expresión: arroyo de los huinganes o donde hay huinganes.
Sus habitantes, coinciden en que se sufría mucho para vivir en el pasado en lo que hoy en día es Huinganco pero que el trabajo en conjunto les ayudaba a superar todos los inconvenientes con que se enfrentaban. Hoy en día, con el avance del progreso, lograron mejorar: la construcción de puentes y caminos, hospitales, escuelas, viviendas, instituciones sociales, medios de comunicación, etc.
Huinganco cuenta con innumerables atractivos culturales y naturales e integra una región que posee la particularidad de contar con cientos de atracciones turísticas en un área de pocos kilómetros permitiendo al turista disfrutar de todos ellos. Entre los que se encuentran: el Mirador San Pedro; el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, patrono de la Localidad. La Usina del Manzano, El Anfiteatro, el Cerro Corona, el Museo del Árbol y la Madera entre otros.
La diversidad paisajística va desde los bosques comunales de esta localidad, la pesca deportiva en el río Neuquén, hasta los hielos eternos del Domuyo.